Así empieza este diccionario de quiteñismos y algo más

Así empieza este diccionario de quiteñismos y algo más

A

Abue: abuela o abuela.

Acabáramos: expresión ya en desuso en la que se demuestra la molestia que produce una mala noticia. Ej: borracho dicen que ha venido su hijito. Acabáramos, qué voy a hacer con este muchacho, vecina.

A dedo: se dice de una elección o de un nombramiento amañados.

Acabado: se dice de alguien que se ha avejentado o una enfermedad lo ha dejado en mal estado. Ej: el abuelito está como mueble fino. ¿Cómo es eso?  Bien acabadito.

Acolitar: si bien este no es propiamente un quiteñismo, se ha ido implantando en la jerga de los jóvenes, en especial los de «zurich» (del sur de la ciudad) y significa: hacer algo por alguien más, con ánimo de complicidad o solidaridad.

Achachai: Palabra proveniente del kichwa que quiere decir “qué frío”. A esta hay que agregar arraray o arrarau por “me quemé” o “me estoy quemando”. Atatay por “qué asco”.

Achoo: es una expresión que denota admiración. Ej: achoo, te comprastess zapatos nuevos.

Adió: contrariamente a lo que pudiera pensarse, no se trata de un adiós, sino de un “ah, Dios”, que quiere decir “qué susto, casi me olvido”. Ejemplo: adió tengo que comprar el pan. Adió, cierto, yo también tenía que comprar el pan.

Agachaditos: así se llamaba a los inveterados «chumaditos» de la 24 de mayo y, por extensión, a los músicos que se contrataba para las serenatas, al estilo de los «lagarteros» de Guayaquil.

Agachados (o Agachaditos): puestos de comida al aire libre, a donde acuden los trasnochados -en especial los oficinistas- a comer de pie y «agachaditos».

A grito pelado: a gritos. Ej: mi mujer le reclamó a grito pelado la actitud de su mama.

Agua de vieja: té de hierbas.

Aguaguado: adulto que actúa como un niño pequeño. Ej: vele al aguaguado ese.

Aguántate un platanito: espérate unos segundos.

Aguar la fiesta: terminar con el entusiasmo de alguien. Ej: clarito te estoy diciendo, no me vendrás a aguar la fiesta con esa cara de muerto con la que andas.

Ahí queda: ya no quiero saber más del asunto. Ej: a estas horas será de venir al trabajo, ve guambra. ¿Sabe qué?, me voy de aquí, ahí queda.

Ahorita le hago: en este instante le hago la gestión que me pidió. Claro, casi nunca es cierto.

Ajá no: expresión usada cuando se sorprende a alguien haciendo algo reprobable.

Ajuiii: expresión que denota cansancio.  

Alábate pato que mañana te mato: dicho común para anular a un pretencioso. También ha sido común el término: «alábate queso rancio».

A la hora del té: al momento de la decisión o de la verdad. Ej: te cuento que nos embobó con ofrecimientos y, a la hora del té, ni galletas, hija.

Alairito: liviana, ligera.  

Alairito: flotar. Ej: la viudita era un espectro que andaba alairito, no tocaba el suelo.

Alegón: se dice de alguien acostumbrado a reclamar para ganar a toda costa.

A leguas: que se nota desde lejos. Ej: a leguas se vio que andabas chumado.

Aletazo: mal olor de las axilas. Ej: qué bestia, casi me matas del aletazo.

Alhaja: agradable. Ej: alhaja ha sabido ser su mamá, una joya.

Alhajito: bonito. Ej: alhajito ha sido el guagua, ¿no?

Al huevo: pesado, insoportable. Ej: qué al huevo es ese man, ¿no?

Almácigo: además de su significado normal (recipiente que se utiliza para sembrar), se dice de un lugar caótico o desarreglado. Ej: arreglarás ve carishina que tu cuarto es un almácigo. 

Alzando pelito, limpiando moquito: Expresión de origen incierto que significa “avíspate”, “muévete”, por lo general se utiliza cuando el adulto se dirige a un niño.

Amarcar: palabra de origen kichwa que signfica cargar. Ej: deja, yo le amarco al guagua.

A mí qué: no me importa. Ej: el profe dijo que vas a perder con él. A mí qué.

Ananay: adorno. Ej: qué cantidad de ananayes ha sabido tener usted, ¿no señora?

Andá: no molestes, largo de aquí. Ej: mami. Qué quieres. ¿Podemos jugar aquí? Andá.

Andá: podría ser traducido como: ¿en serio lo dices? no te creo. Ej: que dizque se ha muerto el vecino, seño. Andá.

Andar con alguien: tener una relación de pareja permanente o circunstancial. Ej: me han contado que andas con alguien. Sabía andar, ya no.

Andar de pipí cogido: se dice de quienes tienen una mistad estrecha. Ej: vos dizque eres de pipí cogido con el man ese ¿no?

Andaraste: anda. Ej: andaraste con cuidado ve. ¿Cómo así fff? Diciéndote estoy.

Ango: carne dura, que no cede al masticar. Por extensión, todo lo resistente. En general, se lo asocia como característica de los «longos» o los «indios», pero en sentido negativo. Ej: ya se cayó del andamio el albañil, vele. No hay problema, esos longos son angos mismo.

Aniñado: joven que tiene mucho dinero o que finge tenerlo. Ej: veles a esos aniñados, hablando como si tuvieran una papa caliente en la trompa. Oirásles cómo dicen «pou favou».

Anótate un poroto: tienes un punto a favor. Ej: buen cacho, anótate un poroto, jaja.

Anrrea: Andrea. Ej: quéspues, la Anrrea no viene, ve.

Año electivo: año lectivo.

A pata: a pie. Ej: a pata me vine desde esa lejura, viera.

Apurá: orden de apurarse, pero con tono de estar harto.

Apura ve: orden de apurarse.

A que: para que. Ej: llama a tus amigos a que vengan. ¿Y les preparas algo a que coman, ma?

Aquisito: Este diminutivo de “aquí” no puede ser más engañoso. Los que no son de Quito se pueden confundir cuando preguntan por una dirección y un quiteño responde: aquisito nomás es. Ese aquisito puede ser un trecho mucho más largo del que pueden imaginar.

Aquí viviendo por no ser soberbio: Este dicho, tan común, es una prueba más de la resignación que caracteriza a ciertos quiteños, aunque no hay que creerles ni la mitad. Viven no porque les guste sino porque no quieren incurrir en la soberbia de quitarse la vida. De aquí a entrar en una cantina a escuchar pasillos hasta caer como bultos, solo hay un paso.

Arreglado: amañado, falseado. Ej: ni vayas a entrar en el sorteo que eso está arreglado, oirás.

Asentaderas: nalgas (en los últimos tiempos se ha impuesto el término «pompis»).

Así ha de ser: No es un dictamen sino una expresión que significa: Te creo lo que me cuentas o, peor aún: no estoy creyendo lo que me estás diciendo, pero voy a hacer como que sí te creo.

Aso: final de la palabra con la que sirve de aumentativo, como «malaso», «buenaso», «fullsaso». Ej: ¿qué tal la peli? Buenasa Qué va, malasa estuvo.

Asomaraste, ve: Quiere decir que alguien se aparezca en algún momento, pero como no se fija fecha ni lugar, casi nunca se hace efectivo.

A su mandar: a su disposición.

Atatay qué rico: Es difícil de traducir porque al mismo tiempo que se dice “qué asco”, se dice lo contrario: «qué rico». En el fondo, es una forma de burlarse de las convenciones sociales y el moralismo diciendo que lo que tanto se condena es una delicia. El sexo, por ejemplo.

Atendeé: es una forma grosera e imperativa para decirle a otro que atienda.

A tu mama te parecís: así se regresaba el insulto a quien había ofendido. Ej: qué muda has sabido ser vos, ¿no? Andá, no jodas, a tu mama te parecís.

Auca: palabra de origen kichwa que significa salvaje. Así llamaron los invasores cuzqueños a los bravos guerreros huaorani, término que más tarde adoptarían los conquistadores españoles y los criollos para referirse a dicho pueblo. Aunque en algunos lugares de la Sierra se les llama «guagua auca» a los niños no bautizados (también se les dice «diablitos» o «jibaritos»), este término no es tan común en Quito y «auca» se usa más bien como sinónimo de «rebelde» o «inadaptado». Ej: qué auca que ha sabido ser tu ñaño.

¡Aucas Marañón o la guerra!: grito de guerra -entre humorístico y patriótico- de los antiguos seguidores del equipo de fútbol Aucas. Al equipo Aucas lo fundaron personas adineradas y una petrolera inglesa, pero fue tomado por asalto por el pueblo, en especial, el del sur de la capital.

A un tris: que falta poco. Ej: estoy a un tris de volverme loco, loco.

Auraños: es una contracción de «ahora años», lo que quiere decir de hace tiempo. Ej: nosotros somos amigos de auraños.

Aurita (o Auritas): en este mismo instante. Ej: vente ve. Ya voy. Auritas, digo.

Avivaraste: pon atención, despierta. Ej: avivaraste, hijito, harasme el favor de no andar como mudo.

A vendeeer: así se grita en las tiendas de barrio para que salga el dueño (el «vecino») cuando este no aparece para atender su negocio.